Thomas Hobbes (1588-1679), óleo de John Michael Wright

Charles Sanders Peirce (1839-1914), fundador de la semiótica contemporánea entendida como teoría filosófica de la significación y de la representación.

Los Belgas del Groupe en 1970, en Lieja, cuando desarrollaron el Tratado del Signo Visual: F. Pier, H. Trinton, J. Dubois, F. Edeline y P. Miguet

Che Guevara, fotografía de Ernesto “Chè” Guevara de la Serna con boina negra mirando a lo lejos en registro original en 1960 de Alberto “Korda” Díaz.

En 1969 el diseñador irlandés Jim Fitzpatrick (n. 1944) realizó esta versión de la imagen fotografiada por Korda del Che Guevara.

Cuando nos referimos al estudio de la imagen se requieren muchas definiciones que acoten el tema. La misma palabra nombra diversas percepciones no visuales propias de todos los sentidos (imagen sonora, imagen teatral, etc.) e incluso aquellas surgidas de la subjetividad.  A veces sucede que en uno de los sentidos queda fijado un elemento plástico que se registra con otro sentido por una sensación, como es el caso de la textura visual, que remite a la percepción táctil.

El término imagen se considera como sinónimo de representación en tanto remite a un objeto verdadero o imaginario. El empirista inglés Thomas Hobbes (1588-1679) señaló que todo lo que se puede imaginar, pensar o soñar surge de lo que se ha percibido. En general las imágenes nacen mentalmente y, cuando se representan mediante diversas técnicas y procedimientos (dibujo, pintura, grabado, escultura, fotografía, video), se convierten en imágenes creadas. También se considera la imagen por algunos aspectos de su función artística, gráfica y corporativa, y diferenciada por su uso público (medios gráficos impresos o digitales, en el espacio público, institucionales, museos) o privado (individual o familiar).

Alberto Díaz Gutiérrez, más conocido como Alberto Korda (1928- 2001), con la foto original impresa del Che realizada el 5/3/1960 mirando el cortejo fúnebre de los muertos en el atentado terrorista, y su encuadre posterior.

 Los signos se clasifican en artificiales y naturales, según su intencionalidad, el grado de conciencia del emisor y el sentido o aparato receptor. La imagen se reconoce como un lenguaje que significa; se ve en ella un signo que está en el lugar de lo que representa (referente) y que por una relación de semejanza evoca en el intérprete una realidad determinada, como lo identificó Charles Sanders Peirce. Es decir que según esta observación se triangula entre el signo o representam en, el objeto representado y el interpretante.

Esto implica que todo signo tiene —en el lenguaje visual— simultáneamente un aspecto plástico (materialidad) y una iconicidad (significante), pero como es un objeto más o menos inamovible, espacial y no se desarrolla temporalmente, se diferencia de los otros lenguajes (sonoro, escrito, teatral, cinematográfico) que son de lectura lineal, ya que están compuestos básicamente de signos ordenados en el tiempo, como lo señalan los belgas del Groupe m. La condición perceptiva no lineal es producto de que la mirada recorre una y otra vez la imagen siguiendo sus contrastes y puntos de atención, incorporando información para que el lector la procese.

 La mirada sobre las representaciones es, en este tiempo particularmente visual. El estudio del universo de las imágenes que se usa y circula en la sociedad en todos los campos del conocimiento y no solo en el artístico —desde fotografías, esculturas, pinturas, ilustración, grafiti, grabado, señalética urbana hasta la propia interfaz de la pantalla del ordenador— compone lo que hoy se llama “estudios visuales” o “cultura visual”. Esta transformación de la lectura de lo icónico, que considera que la organización de la imagen es un principio de composición de sus partes entre sí (Gestalt), pero que también ahora registra al realizador y al espectador que deben compartir un código, representa efectivamente un avance para el estudio. Con este nombre se estudian las imágenes ya consumidas (divulgadas, copiadas, reproducidas), y para consumir (nuevas, originales, innovadoras) surgidas de los medios, la reproducción, circulación y recepción de imágenes (incluidas las calificadas como artísticas vistas en instituciones o reproducidas en libros y celulares) y la experiencia de los espectadores. Y en cada imagen se encuentran funciones representativa, simbólica, semántica, epistémica y/o estética, que se alteran cuando las relacionamos con el contexto y vemos su materialidad específica, como en los ejemplos de la foto de Ernesto Guevara de la Serna a partir del registro original de 1960 del fotógrafo cubano Alberto “Korda” Díaz o en las proyecciones que desarrollaron Jorge Alderete y Gustavo Álvarez Núñez en su libro ¡El Che Vive!.